top of page

LA Roda

El microcosmos que se reproduce en la rueda de capoeira genera infinitas posibilidades de creación. 

En ese sentido,  creemos que todo capoeirista manifiesta dentro de ella, en cuerpo y juego, una energía tan singular y múltiple que traduce en él los ecos de los/sus ancestros, y la inminencia del presente, su yo indivisible, su experiencia particular. 

GET IN TOUCH
Buscar

7 frases que nunca deberías decirle a un alumno Por Mestre Ferradura

  • Foto del escritor: La rueda
    La rueda
  • 12 may 2018
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 18 may 2018

1. “Haz lo que digo, no lo que hago”


La peor de las frases que un profesor puede decir a un alumno está basada en una idea obvia, pero muchas veces deliberadamente ignorada: un ejemplo vale más que mil palabras.


Sabemos que cuando le decimos algo a un alumno, algo que carece de un ejemplo práctico, la asimilación de esas palabras es mínima. Imagine ahora si esta mínima asimilación fuera contrariada por el ejemplo.


Ha sido extensamente investigado que el cerebro almacena mejor informaciones asociadas, y que por eso, cuanto más variados son los estímulos, mayor será el aprendizaje.


Cuando nos comportamos de manera coherente con nuestro discurso, el alumno recibe no solo un estímulo auditivo, pues nuestro comportamiento viene acompañado de olores, movimientos, visualizaciones y, más importante, de la repetición. Un buen ejemplo exhibido reiteradamente por el profesor siembra un ideal en el alumno.


En resumen: si usted quiere que su alumno siga ciertas ideas, aplíquelas en su vida personal.


2. “ El alumno tiene que adaptarse a la capoeira, no al contrario”


La capoeira es como el agua. Se adapta a todo. Si el agua está en un vaso, toma la forma del vaso. Si está en una botella, se adapta a ella. Se condensa, se hace hielo, se evapora. Toma la forma del río, del océano o de la lluvia, y siempre encuentra la manera de seguir siendo agua.


Si no fuese así, no existirían tantos estilos, tantas escuelas y tantas manifestaciones diferentes, como capo-jitsu, capoeira góspel, capo-terapia o diversos campeonatos conviviendo con rodas tradicionales, juegos improvisados o presentaciones de artistas callejeros. Tampoco enseñaríamos capoeira para adultos mayores, personas con necesidades especiales o niños.


Tal vez sería bueno aprender, como la capoeira, a hacernos más “agua”, haciéndonos “profesores líquidos” capaces de responder las necesidades específicas de cada alumno en lugar de hacernos “profesores roca”, encerrados en nuestras posiciones.


3. “La capoeira es para todos, pero no todos son para la capoeira”


Esta frase, repetida hasta el cansancio, es común en diversas actividades, como los deportes o las religiones.


Podemos entender que la enseñanza filosófica de esta frase se refiera a la necesidad de un esfuerzo espiritual, por parte del alumno, para convertirse en un miembro de reconocido en la comunidad.


Pero lo que la frase no explica es quién sería la persona que podría determinar quien “es” y quien “no es” para la capoeira y cuáles son los criterios para definir a un capoerista “verdadero”.


Dicha por un profesor, la frase trae consigo una declaración de veracidad sobre sí mismo y la duda sobre los demás. Dudar de la autenticidad de los alumnos refuerza la legitimidad del profesor como alguien que “es apto para la capoeira”, mientras los alumnos siguen sumidos en la duda sobre sus condiciones.


¿Cuál es el objetivo de esto si no es exacerbar el narcisismo? ¿De qué sirve hacer que los otros pongan en duda su legitimidad?


Tal vez podríamos cambiar la frase a “la capoeria es para todos y todos son para la capoeira, incluyéndote”


4. “Lo hago así porque así aprendí ”


Esa frase sigue la línea de esta “Golpeo a mis hijos porque también me golpearon y no por eso me hice un bandido”.


De la misma forma en que esa persona fue golpeada y no se hizo bandido a pesar de los golpes, la persona que fue enseñada de forma errada, aún pueden aprender correctamente, simplemente porque buscó lo correcto por cuenta propia.


El problema es que el alumno oprimido tiende a reproducir los errores pedagógicos cuando se vuelve profesor, para repetir nuevamente el ciclo de opresión- reproducción.


Eso no quiere decir que debemos olvidar todas las enseñanzas de una persona solamente porque está errada en algunas cosas, pero sí que debemos filtrar las informaciones y escoger lo que queremos reproducir.


El conocimiento sobre la pedagogía ha evolucionado en las últimas décadas y la neurociencia ha venido comprobando que los buenos estímulos cognitivos están ligados a experiencias placenteras y no a relaciones opresivas.


El profesor de capoeira del siglo XXI no puede continuar siendo un reproductor de modelos pedagógicos heredados del militarismo del siglo XX. Tenemos que basar nuestra didáctica en métodos que funcionen y en estrategias eficientes y transformadores en el campo emocional, social y político en las que el alumno está inmerso.


La tradición existe para ser repetida en sus aciertos, no en sus errores. Muchos comportamientos opresivos todavía siguen en boga en nuestro medio, en nombre de una supuesta tradición. Repitiendo comportamientos del pasado, que ya están “ultra-pasados”, arcaicos y anacrónicos, no promovemos ningún tipo de evolución.


Por ejemplo: antiguamente a las personas las arrodillaban sobre maíz cuando desobedecían a los profesores, y por eso no se aprendía mejor. Los errores existen para aprender de ellos, no para repetirlos.


Continuar con los errores del pasado en nombre de una supuesta tradición es, por lo menos, flojera pedagógica.


5. “En mis tiempos era diferente”


Esta frase, en teoría, no presenta problemas, pues obviamente todo tiempo es diferente de otro. Como la alegoría del río que nunca pasa dos veces por el mismo lugar, todo está siempre en constante cambio.


Sin embargo, esta frase trae implícitamente sub-lecturas como: “En mis tiempos era todo más verdadero”; “En mis tiempos es que era bueno”; “En mis tiempos era que había respeto”, etc.

Lo curioso de eso es que la mitificación de lo “antiguo” ocurre en todos los “tiempos” y lugares. Como en la canción “La alegría del vaquero es ver el ganado, la alegría del viejo es decir quien fue”, independientemente de la edad- sí, hay viejos que son cronológicamente jóvenes-, está siempre hablando sobre el pasado para desmerecer el presente.


La pregunta es: si la persona está viva, ¿ cómo podría hablar sobre “su tiempo” si está viviendo el momento del ahora? Tal vez la respuesta sea que su cabeza vive en el pasado, por la dificultad de ajustarse al presente.


Al repetirnos infinitamente esta frase, pasamos de la idea de que ya somos pasado y que los “tiempos áureos” que vivimos nos hicieron mejores de lo que nuestros alumnos son. Nada podría ser más falso, pues en el caso específico de la capoeira, nunca hubo tiempo mejor.

Si hace 100 años los capoeristas podían ser encarcelados por “capoeiriar”, hoy en día es recibido con loas en todos sitios, sea en universidades y palacios gubernamentales, sea en comunidades populares o en centros culturales.


Todavía hay mucho que mejorar y barreras que quebrar, mitificar una “edad de oro” que nunca ocurrió no ayuda a luchar por un mejor presente.


6. “El alumno tiene que respetar a su maestro”


Existe un dicho que dice que es posible forzar a un caballo a entrar al río, pero no podemos forzarlo a beber de su agua. Exigir respeto es como exigirle al caballo que beba agua.


El respeto es un concepto que implica una construcción colectiva, no una obediencia ciega. Es un dar y recibir que se enseña con el ejemplo. Si el maestro respeta a los alumnos; los más viejos respetan a los mas nuevos y los alumnos se respetan entre sí, obviamente también el maestro será respetado por los alumnos.


No puedo exigir respeto de mi alumno, pues es solo él quien puede construir esa actitud hacia mí. Pero debo respetarlo mostrando actitudes que demuestren consideración hacia su presencia, sus sentimiento y sus necesidades.


El ambiente construido en una escuela debe ser de respeto mutuo y de respeto a las reglas que beneficien al colectivo. De esta forma el concepto será experimentado por todos, y no hará falta mencionarlo.


Un líder que exige “respeto” de los alumnos no respeta ni el mismo su propio papel, por eso no tiene como exigir el respeto de nadie.



7. “Te lesionaste porque no entrenas”


Esa es la clásica disculpa del profesos para librarse de su responsabilidad sobre la integridad física de los alumnos.


La escena ocurre así: un juego de capoeira transcurre normalmente hasta que uno de los jugadores decide soltar un golpe a un millón por hora. El golpe da en el otro jugador. El golpeado va al hospital (generalmente solo) y regresa mejor luego de algunos días. El que golpeó es liberado de culpas, pues era obligación del golpeado salir del golpe. Si no pudo salir, es porque necesitaba haber entrenado más, dice el profesor, desde lo alto de su sapiencia.


El alumno acepta la explicación y continúa en la capoeira y un día se vuelve profesor, repitiendo el mismo ciclo por aquello de “enseño lo que aprendí”. Y así las lesiones se van multiplicando por todas partes y muchos buenos capoeristas abandonan el arte por no querer ser golpeados.


La idea de que la capoeira es un “arte marcial” como la lucha greco-romana o un “deporte de combate” como el boxeo lleva a un discurso “guerrero” que sirve solamente para irresponsabilizar al líder de la clase por las lesiones de los alumnos.


El profesor debe tener en mente que es corresponsable de cualquier lesión ocurrida en sus clase.


Independientemente de haber sido una intencional o no, el alumno estaba bajo su supervisión y por eso no puede responsabilizársele solo a él por algo que ocurrió en colectivo. Es importante que exista un código de conducta en el que estén previstos los comportamientos deseados por lo practicantes y el cuidado por el cuerpo de los demás.


¡Proximamente escribiremos un nuevo artículo sobre los golpes prohibidos en nuestras rodas!


Fuente: http://www.capoeirariodejaneiro.com.br/pb/geral/7-frases/


Mestre Ferradura.







 
 
 

Comments


bottom of page